Te odio porque me pasaría la vida entera leyéndote sin cansarme.
Te odio porque te he leído tres veces antes de levantarme
y porque no quería escribirte por no perturbar el momento.
Te odio, porque cada vez que te leo se me remueven los adentros
y porque ansío que sea a mí a quien escribas.
Te odio...
Te odio y es porque te pienso
y ni si quiera sé como pensarte:
amigo, compañero, amante...
Y me da miedo pensarte.
Pero te pienso y lo siento;
porque no quiero herir a quien ya lo he hecho.
Porque las segundas partes solo funcionan en los cuentos
y tampoco acompaña el momento.
Y temo pensarte por mucho tiempo;
y pensar en lo mágico de aquella noche,
en ese estúpido y estático sentimiento.
Y que el destino siempre resulte incierto...
Aunque pasen los días y los años,
lo único claro que tengo es la importancia de esos etéreos momentos
donde a pesar del estruendo,
solo hay un inocente y ligero hilo de puro amor.
160915r
No hay comentarios:
Publicar un comentario